Del envejecimiento sabemos que es un continuo proceso de
modificaciones morfológicas, fisiológicas, y psicológicas que aparecen como
consecuencia del paso del tiempo sobre los seres vivos; y que finalmente
culmina con la muerte del sujeto. Muy habitualmente
se acompaña de enfermedades o limitaciones en algunas áreas o habilidades que
antes no suponían ningún problema.
Pero también es cierto, que son esos mismos cambios asociados
a la edad los que nos permiten alcanzar el conocimiento
de toda una vida, la sabiduría. Ésta nos permite resolver problemas
complejos mediante el reconocimiento instantáneo de patrones, sin mucho
esfuerzo, problemas que pueden plantear un verdadero reto para una mente más
joven.
“El hombre es suavemente despedido a la vejez, y no de un golpe arrancado de la
vida, y debe por ello dar gracias a todos los dioses”
SENECA,
Cartas a Lucilio.
Muchos científicos han dedicado sus vidas a estudiar el porqué de este fenómeno, del
deterioro humano, de su plenitud y de su
decadencia. Muchas son las teorías planteadas hasta la fecha, pudiéndose
clasificar todas ellas en dos grandes grupos: las que sostienen que hay un plan
predeterminado y las que se basan en acontecimientos aleatorios.
Aquellas que consideran que el envejecimiento está
programado son las siguientes:
-
Teoría
de la sustancia vital: Los seres vivos contienen una
cantidad limitada de sustancia vital, con el paso del tiempo, esta sustancia se
va consumiendo y como consecuencia el individuo va perdiendo el vigor de la
juventud y finalmente muere.
-
Teoría
de la mutación genética: El envejecimiento podría deberse a
la existencia de uno o más genes que se activan/inactivan provocando el
envejecimiento, al sufrir alteraciones provoca el
proceso gerontológico.
-
Teoría
del agotamiento reproductor: Recientemente se ha
identificado un mecanismo genético universal, conservado a través de la
evolución, que controla la rapidez del proceso del envejecimiento en la mayoría
de las especies. La función de estos genes sería adaptar la distribución de los
recursos energéticos en relación con las limitaciones del entorno para permitir
la reproducción:
*En condiciones de plenitud ambiental, cuando el alimento está
ampliamente disponible, estos genes controlarían la utilización de la energía
disponible hacia el crecimiento, la madurez sexual y la reproducción; esta
estrategia implica la negligencia relativa de las actividades de mantenimiento
y reparación, lo que conduciría a un envejecimiento prematuro y fallecimiento
precoz;
*En periodo de restricción, cuando no
hay suficiente alimento disponible, los recursos energéticos disponibles se
consagran a los mecanismos de supervivencia (mantenimiento y reparación), que
llevaría a la negligencia del crecimiento y la reproducción; en este caso, se
ralentiza el proceso de envejecimiento, para permitir a los organismos esperar
a que se presenten unas condiciones más favorables para la reproducción.
-
Teoría
del envejecimiento por diseño: El ser humano por
diseño ha de nacer, crecer y envejecer.
-
Teoría
endocrina: Aquí se destaca el papel del sistema hipotálamo-hipofisario, se produce una peor
coordinación entre el SN y el SE.
Teorías basadas en acontecimientos aleatorios:
-
Teoría
del desgaste natural: El envejecimiento se produce porque
el tejido desgastado no se renueva. Los sistemas vitales acumulan daños por desgaste que derivan en la
muerte si no es posible repararlos.
Los radicales libres toman aquí un
papel importante. Denham Harman propuso en su libro Mitocondrial Theory of Aging(1972) que el envejecimiento se basaba
en la acumulación progresiva de lesiones
producidas por los radicales libres.
Los radicales libres son moléculas
con número impar de electrones, tales moléculas son toxicas para el organismo.
-
Teoría
del ritmo de la vida: Basada en la relación inversa entre
la duración de la vida y el consumo energético, idea de que las reservas son
limitadas.
-
Teoría
entrecruzamiento: El entrecruzamiento de moléculas tales
como la glucosa y el colágeno por ejemplo, que producen rigidez y falta de elasticidad.
-
Teoría
inmunitaria: Basada en la idea de que con la edad
disminuye la inmunocompetencia ( a los 30 años aproximadamente), y aumenta la
autoinmunidad.
Sea cual sea la teoría a la que nos acojamos parece
ser que la edad máxima que un ser humano puede alcanzar se encuentra en torno a
los 120 años.
Aunque actualmente no hay una única teoría universalmente aceptada, sigue habiendo un gran interés por temas como los límites de la vida y la
longevidad.
Teniendo en cuenta lo anterior quizá surja la
siguiente pregunta: ¿Existe un programa que dé comienzo y dirija activamente el
proceso de desarrollo normal de los organismos y, por ende, también su destrucción?
Unos años atrás se pensaba, desde la perspectiva evolutiva,
que la senescencia estaba programada para conducir al individuo hacia la muerte
y de este modo limitar el tamaño de las poblaciones y acelerar el recambio generacional.
Sin embargo quedó en entre dicho como argumento factible, en tanto que el
envejecimiento en condiciones naturales tales
como la selva, los mares, etc; en general no se daba. En este tipo de medios la muerte era encontrada de diversas formas: infecciones, hambre,
sed, devorado por depredadores… Dado los pocos animales que sobreviven y alcanzan
la vejez la selección natural tiene poca influencia.
Y en caso de que hubiera un gen inductor de la
muerte debería activarse a una edad predeterminada tras la finalización del
periodo fértil, con objeto de eliminar al individuo incapaz de reproducirse.
Según los descubrimientos de los últimos años todo parece
indicar que no existe un programa genético activo para envejecer, y sí un
deterioro progresivo de las células y los organismos. Aquí aparecen los
conceptos de telómero y telomerasa.
Los telómeros son secuencias repetidas de ADN (unos
8.000 pares de bases) que no participan, como los genes, en el funcionamiento propiamente
celular, sino que se encargan de mantener la integridad de los cromosomas. Son
los extremos de los cromosomas. Y la telomerasa se encarga de reinstaurar la
integridad de los telómeros después de cada división celular.
En los seres humanos la actividad de la telomerasa está
limitada las células madre y sus derivados. Por lo tanto las células humanas
tienen un número finito de divisiones que nunca llega a más de 90 (entre50-90
divisiones), se conoce como reloj celular.
Tras la última división, las células entran en un estado
que se conoce con el nombre de senescencia replicativa. Es entonces cuando el organismo
humano envejece con el tiempo y finalmente fenece. Es el acortamiento de las partes
finales de los cromosomas lo que da lugar a
procesos degenerativos en el material genético y el proceso de muerte celular
conocido como apoptosis.
¿Y
qué hacer ante esto?
Pues todo. Ya que los procesos anteriormente
descritos pueden ser enlentecidos mediante los diferentes tipos de vida.
Estudios de gemelos se planteaban la siguiente pregunta:
¿envejecen los gemelos por igual? Y el resultado fue que evidentemente NO. No
envejecen igual y además presentan una duración de vida diferente, sobre todo
en gemelos separados en el nacimiento que se criaron y crecieron en ambientes
diferentes y con estilos de vida divergentes.
En definitiva envejecer es inevitable, como hacerlo
depende en buena medida de nuestro estilo de vida, siendo la alimentación, el
deporte, las relaciones personales y el ejercicio mental lo que supone la diferencia
entre un envejecimiento saludable y un envejecimiento precoz.
¿Y el cerebro qué?
El proceso de envejecimiento
celular por división no se produce en el cerebro. Pues las neuronas son células
que no tienen reloj celular y muchas de ellas no se vuelven dividir una vez nacidas (al menos la mayoría
de ellas). Pero evidentemente se produce un envejecimiento del SN y ello conlleva
pérdidas de memoria, atención, agudeza visual, velocidad de aprendizaje, etc. Hay
una tendencia a perder contactos sinápticos
y árboles dendríticos.
Para protegerlo hay que
recordar la conocida frase: “Úsalo o piérdelo”. Como comentamos unas líneas
más arriba las neuronas no se regeneran, al menos no en la misma medida que el
resto de células del cuerpo. Pero no importa en qué medida, lo importante es
que existe la neurogénesis. Y esta es la clave, pues abre un amplio abanico de terapias
en los humanos para paliar o mejorar en algún modo el envejecimiento del
cerebro.
Esto significa que
nuestro cerebro posee la capacidad de regenerarse. Y la tasa de desarrollo de nuevas
neuronas podría estar influenciada por las actividades cognitivas de un modo no
demasiado distinto a como el crecimiento muscular se ve influido por el
ejercicio físico.
Esto se demostró en el
Instituto Salk (centro de investigación biomédica). Se observo que la proliferación
neuronal desencadenada por el ejercicio cognitivo era especialmente pronunciada en el hipocampo,
hallazgo de enorme relevancia, pues es un área directamente relacionada con la memoria.
Otro sombroso
descubrimiento es que la proliferación de nuevas neuronas no se produce únicamente
en cerebros sanos, sino también en los de pacientes afectados por la enfermedad de Alzheimer.
De modo que la actividad
mental es la mejor herramienta contra el envejecimiento cerebral, y no solo en personas
sanas.
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A mi mamá le detectaron desgaste pero está muy mareada y dice que siente vidrios en la cabeza y que se siente muy mal
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